sábado, 27 de junio de 2009

Viaje en colectivo

Un muchacho lee ávidamente en el colectivo, durante el viaje que lo lleva a su trabajo.

Una belleza de mujer introduce su cuerpo en el vehículo de un modo llamativo, aunque pretenda ser discreta, y tras ella una tangible estela de suave perfume que rápidamente impregna el lugar.

El muchacho lee absorto su libro, aunque sus sentidos comienzan a detectar algo que aún no sabe bien qué es.

Ella se acomoda, se arregla el pelo, se observa en la ventanilla, mira de reojo a los pasajeros, cambia de posición, tratando de llamar la atención de los presentes. Súbitamente, comienza a hacer una llamada por celular..

El muchacho identifica una voz grata, muy sensual, pero sigue leyendo, aunque un poco distraído ya.

Una brusca frenada hace que por fin el muchacho repare en que la voz y el perfume provienen de la misma mujer, una rubia que esta parada muy cerca de él, tan sólo unos pasos delante. "Es hermosa...", piensa. Intenta reanudar la lectura pero es inútil, se da cuenta de que ya no puede dejar de mirarla.

El muchacho por fin interrumpe su lectura y comienza a observar detenidamente cada detalle de ella: sus ojos, sus labios, sus manos, sus anillos y pulseras, su peinado, la hebilla del zapato que puede ver, el tatuaje que asoma en su hombro, el color de su tez, el recorte en su figura que produce el ancho cinto de cuero, sus curvas, la combinación de tonos de la ropa, su elegancia, cierto lunar cercano a sus labios, la forma de pararse, sus gestos, el brillo de su pelo, la presión en el botón superior de la camisa...

Ella lo apuñala con una mirada fulminante tan sólo por un segundo y luego, sin dejar de hablar por teléfono, desciende raudamente para desaparecer de la vista (y de la vida) del muchacho para siempre.

El bondi arranca sin más vueltas, y él la ve irse desde la ventanilla. Abre su libro e intenta leer. "Es hermosa", piensa... retoma la oración... "Es hermosa", piensa...

Jamás volverá a verla, aunque problablemente no olvide su rostro. Sin embargo, en un par de días terminará de leer el libro (por cierto, olvidable).

La situación puede que se repita todos los días, en cualquier colectivo de la ciudad, con cualquier otro muchacho, a cualquier hora del día.

La empresa de transporte dice no hacerse responsable de esta atroz situación, de la enorme pena de estos muchachos sensibles. Y lo que es peor, parece que ellas, las mujeres, tampoco...

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